Cautiverios idílicos #3

Si no me quieres yermo,
déjame simular que me cobijo y
sueño que nunca sobreviví a
la exasperación del apresado
que lame la cal que le confina.

Si no me quieres yermo,
acércate y hagamos arder los informes, nido
de una burocracia serpenteante
que va inscribiendo en la arena
las citas que nuestros disciplinados oídos
desean registrar para saber
que nuestro amor no languidece.

Si no me quieres yermo
no me pidas que espante mi soledad
de tu regazo,
tales permutas de zona franca
e imperialista poética
cultivan mi espíritu misántropo,
más cuando convengo tal afrenta
sin motivo.

Tal vez seamos igual de torpes o de necesitados.

Así de torpe soy cuando
no quiero mielinizarme en tus mensajes unívocos
pero trato con disimulo y sosiego
que entres en mis aposentos revestidos
del más sombrío lujo y
la necesidad más aciaga.

Es horizonte el labio de un vaso de barro,
y su saliva oxigenada abuso y
discreción
ahí cuando la templanza metamorfosea
en la colección de abalorios
e inscripciones.


Wayna Potosí, Refugio campo alto (5.200 mts), a 7 de julio de 2008
Tecno trance estático
pómulos pilares de una mirada
quieta.
Setenta y un terratenientes
bajo el crepusculizante velo
de una sierpe

lagunas solas, segundosnombres,
estirpes viles cuanto domingo soleciente,
fieras terribles perfumándose

no da igual porque se apagan las brasas.
No da igual porque se recubren de esbirros

Monterrey

Pareciera que hemos llegado a la mitad del intermedio
de ese interludio boquiabierto.
Pareciera y no porque las fotografías capten,
sino porque los versos se arrepienten.


Los Aparachtki te detestan

Preludios advenedizos,
enunciados yuxtapuestos redoblando
como ópera impía y lisonjera.

Antísonos bisontes,
Hombres en corriente anteponiéndose
brutalmente en el continuum.

Bizarros aparachtki preludiando,
en tierra firme un Haroldo brilla
tal advenediza matriz protésica.


h i s pan d a d

Si la vergüenza de España
solo fueran los Toros

Y el muletazo retórico sexo pecuario
la vigilancia del animalismo taurino,
el birrete de la visceral aurora que devuelve
el sangrado costumbrismo

Si la venganza de España
solo fuese por el Oro renacicento,
si es que España sea E s p a ñ a
y no sólo un paisaje ventrílocuo naciendo