Murciélago-toro-topo-lírico:

quiero castellanoides que poder gorgojear, hacer grito y espasmo
en el aire bogavante de la huerta de Pimiango, entre magnolios,
bajo la parra media ácida y sobre el calor de la piedra travestida por musgos e inscripciones que se hacen por hacer tiempo.

Las imprimiré, las cargaré como culebras para pertrecharlas, acariciarlas, mirarlas con ansia y sed sentado en esos lares, bares, cavas, cuevas, cobas, receptáculos de humaredas cósmicas y nostalgias furibundas apresadas por la melancolía del licántropo que maúlla panegíricos,
que se muerde la lengua y las jambas salivosas, que emula al ratón y
a las águilas menores en un rumor que dirige cuando la oscuridad
se hace olorosa.

Francis Bacon




Como se vacían los vasos

tus piernas se retuercen en un aluvión de hormigas videntes

que orinan letras inensamblables.


Secretarse, desconocerse de forma memorable

comerciando con fotogramas de senos, antílopes y almejas,

bebiendo mercerías, vayas macroscópicas y gases lacrimógenos.



Allí estaré

de diciembre en diciembre, estaré cuando,
de obnubil presencia incorpórea

cercada ceniza aérea, dentro muy dentro

casi en la i grecorromana,

ventosa división infradérmica

allende retumba tectónica gloslalia.


Allí estaré


pertrechando pudor en hendidos hangares pedragosos,

migas vanas para una sonrisa hambrienta y
unas alas que solo quieren agruparse.

Dejarse y punto. Alejarse por un rato de su obligado

movimiento.

Y la

Luz no hace mas que aparecer se
lámpara, escenaria erección Luciérnaga zumbando

esfera retrotrayente que proyecta,

tubérculo tapiz volcánico y

sola luz sola.


Allí estaré.

Un farol en una esquina

Un farol en una esquina y en la manga del guitarrista

un intérprete.


Un farol en una esquina que se abre

frotándose tal que barcas abandonadas

en una ciénaga de aceites heurísticos.


Un farol en una esquina inflamándose

cual aurora crepusculizante,

sístole-diástole, sístole-diástole.


Un astro en una esquina y una señal de alto.

mAre

Una madre con caderas de agua, vigía de los peligros
que se agudizan con lo ensordecedor de un silencio
que se amasa rugiendo y negando.

Furor impetuoso el de este aleteo incesante,
huida metódica, desesperada, canto infinito de chicharras medusas
que olvidaron el qué de casi todo.

Nunca va a estar despegándose de su vaivén,
no hay aterrizaje previsto, sí cólera y apariencia de calma,
como una madre atenta de pechos descubiertos.

Esbelta e implacable se desconoce sin desesperarse,
no se pretende, solo se lanza una y otra vez deleitándose,
abarcándose suavemente con sus labios de ballena desapercibida.

cero, 2, 3, 1

heptagésico chance carbónico

0, 2, 1, tres ont emboque y otro más

inconmensurable sentido telescópico
y siete
superpuestos a lo largo alcanzan,

cúbicos almuerzos reflexivos de dos clavados y
3
llamadas decisiones resultantes,
un árbol no es exacto sino un Juice-Law maravillosamente sostenido

Un chance 3, 2, 2 ausencia compacta
huele a transferible fiera candente, alto Alto
calle prieta dos tres cuatro
brinco

0, 2, 1, 3 perrito amainado carámbano marcante,
cuchilla tendente de dos soles apiadados
y regresa otra
y otro

0, 2, 1 tres cuatro

Vez tal

Acorazado en esta alcantarilla de saludos azarosos y acantilados,
silva la hiedra herida como piedra hecha coraje y fortaleza, y
el vecino fuma con un ansía de plaza diminuta.

Una hueste de flexos blancos te robaron las pupilas mientras
clamabas mi nombre como si acabaras de nacer sabiéndonos cobardes.

Vez tal algo salga de la nada, tal vez,
aunque sea un azul cobalto herencia del Bonifacio más inhóspito.
Vez tal y quizás salte algo que no sea un pretexto ni resulte insuficiente
Tal vez y quizás acorazado y quizás resuelto pero improbable
Y tal vez

Taurovestismo

Me parezco a una tauromaquia que se desgarra
de unas piernas morenas travestidas por unos calcetines
[demasiado blancos.

Negrura carbónica
insolación coleóptera de tendencia amarillenta,
humo de cetáceo y alcaparras.

Deseando un descuido imbécil
para clavar mis astas hasta cuando.